Reseña de lo trabajado el sábado 7 de julio
El
pasado sábado, Santiago Levin, en el contexto de la línea de investigación
propuesta por el Capítulo para este año en torno a la problematización de la
historia de los inicios de la psiquiatría, nos enriqueció con el aporte de su
trabajo sobre el texto Historia de la Locura en la época clásica, (Tesis
doctoral que Michel Foucault defendió el 20 de mayo de 1961, a los 35 años de
edad, ante un jurado compuesto por Henri Gouthier, George Canguilhem y Daniel
Lagache).
Líneas que se trabajaron:
Referencia al estilo Foucaultiano: irritante, con capacidad
de incomodar, provocador. Sus escritos afectaron diversas disciplinas,
entre ellas la medicina y la historia.
Punto central de la discusión; los modos de hacer historia:
-Historiografía tradicional positivista: se
atiene a los hechos sin discutirlos demasiado; estilo heroico, final feliz. La
metodología que utiliza es el uso de archivos históricos. El positivismo
plantea que las cosas siempre van a ir mejorando. Legitimación científica.
-Historiografía critica o revisionista: Años 1960/70,
enfoque crítico. Foucault impacta en el ambiente médico tradicional, a la par
de hechos históricos político sociales como el Mayo Francés, Primavera de Praga
y la anti psiquiatría de Roland Laing, David Cooper, Franco Basaglia, Erving Goffman y Thomas Szasz, la guerra fría, la revolución cubana, la conciencia de
la magnitud del holocausto, el aumento de la matrícula universitaria en el
mundo y la participación política de los estudiantes. La historiografía crítica
pone un mayor énfasis en los factores sociales y culturales, lo que cierta
epistemología dio en llamar “factores externos”.
En este contexto, y más allá de toda crítica, la obra de
Foucault implica una ruptura indiscutible, un antes y un después.
En 1991, a los 30 años de publicada su obra, se realizó en
Francia un coloquio, inaugurando el debate Canguilhem, quien fue uno de los
comentadores de la obra.
Foucault recibe muchas críticas por ello, como por ej. no
ser psiquiatra, ni médico, ni psicólogo, de no haber conocido a los verdaderos
locos, el uso por momentos poco riguroso de las fuentes, el centrarse en el uso
de tecnología dominante sin tener en cuenta el escenario político social. Su
recorte no alcanza a dar cuenta de la marginación y la injusticia. Recibe
críticas de varios frentes, incluidos los revisionistas. Henri Ey
declaró que el libro de Foucault era “psiquiatricida”.
Como conclusión, Santiago Levin propone que el uso que
muchas veces se hace de las ideas de Foucault está en gran medida basado
en un malentendido: La Historia de la locura en la época clásica,
no es una historia de la psiquiatría; Foucault no pretendió escribir una
historia tradicional de la misma, sino un análisis de las instituciones y de
las prácticas discursivas, realizando con esto un aporte novedoso y
potente, desde un nuevo enfoque historiográfico. En relación a esto Levin
cita a Castro, sociólogo argentino, que plantea tres registros: el de las
prácticas, el lenguaje de los expertos y el lenguaje de la locura.
M. Foucault, en Francia, 1970, refiere”…el
historicismo parte de lo universal y lo convierte al tamiz de la historia, yo
parto al revés… de qué historia se puede escribir del acontecimiento que
supuestamente es la locura”.
Finalmente, en la discusión se concluyó subrayando la
posición de tensión en que se encuentran frecuentemente
los psiquiatras, y con ello la importancia de preguntarnos, como expresó Carlos
Noseda, por aquellos ”aspectos de la psiquiatría que los psiquiatras no quieren
hacerse cargo”.
De notas de Ana Nucíforo
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